viernes, 9 de noviembre de 2007
Antes de Tunja, llegó...
domingo, 13 de mayo de 2007
Asfalto y Seda
En un principio pensé que era asunto de mi ojo izquierdo y del virus que lentamente le devora. Pero no. Con el ojo derecho todo sigue igual. La garganta se reseca con facilidad, y a las fosas nasales les cuesta mantener la humedad. El humo se extiende a lo largo de paisaje, desde distintos focos. Los diarios ni los noticieros le han dado gran despliegue. Parece no ser importante. ¿Por qué debería serlo? Esa mañana abrieron con la misma perorata de siempre, con más cifras, y distintos protagonistas. Es lo único que ha cambiado. Las cifras y los nombres. Los pequeños problemas como la luz difusa no parecen importarles. La nitidez refundida por accidente en una mañana, es solo eso, una cosa extraviada, algo que sabemos que está ahí pero que en estos momentos no hay ni rastro, tal vez, si lo intentamos más tarde a lo mejor damos con el. Así se fue refundiendo el país si alguna vez lo tuvimos. Cada vez más lejos de la capital, y más adentro de Boyacá, libre de toda culpa, sufrimiento, y del nacionalismo que me inocularon los curas y la tradición familiar, descubro cómo lo único que realmente vale de este lugar arde sin importarle a nadie.
H. Lamondat /07.
lunes, 19 de marzo de 2007
Chocontá en Si bemol.
Es tierra sagrada para todos los chonconteños. Es un pueblito pequeño que cuenta con la fortuna de estar muy cerca de la capital colombiana. Lejos de ser un pueblo miserable, esta población de musical nombre tiene una de las principales atracciones que mi paladar ha disfrutado. El lugar está ubicado en el marco de la plaza, de frente a la iglesia, y junto al teatro del pueblo. El local tiene unos diez metros de largo por cinco de ancho, adornado con piezas dignas de un anticuario, una máquina de escribir un saxofón plateado y vetusto se exhiben en un mueble de madera. Protegidos por un cristal, causan el efecto museo a todos los comensales del lugar. Los manteles de cuadros blancos y rojos cubren las amplias mesas de madera. Es una casa de arquitectura puramente colonial, ya saben, tejas de barro, blanca la fachada, ventanales de madera, y sus habitaciones se reparten alrededor de un patio central. En el baño para caballeros, hay garabateados algunos nombres y consignas en contra del presidente de la república. La presión del agua en el baño es muy débil. El inodoro no alcanza a deshacerse de su asqueroso contenido, y el hilillo que cae en el lavabo no alcanzaría a lavarle la cabeza a un gorrión.
Sugiero pedir un tamal (es un plato típico de la región andina colombiana, es una deliciosa masa que contiene en su interior porciones de carne de cerdo, res y pollo, el mazacote está envuelto por hojas de plátano), vale la pena acompañarlo con chocolate caliente, almojábanas (panecillo de harina, su nombre es árabe, y se cree que es autóctono de la región cundiboyacense, pero no, su origen es tan árabe como su nombre), también pueden pedir pan, es una maravilla, difícilmente se conseguiría un pan así de sabroso en toda Bogotá. Los precios son cómodos para el viajero promedio. Deben estar preparados para recibir ofertas a mitad de la ingesta matutina que rompe el ayuno. Una niña suele ingresar al lugar con una canastilla con pequeñas bolsas plásticas que contienen bellas alverjas. Sus ojos son tan verdes como esmeraldas, y su cabello rubio suele brillar con los rayos del sol, pero toda esa belleza se va para el carajo cuando ofrece su producto. Tiene una voz de lamento, que rompe el corazón, y el encanto del viaje se acaba pronto. El país cuenta con cuatro millones de desplazados por la “violencia” (así se le dice a una guerra irregular que hace pareciera hacer parte del patrimonio y cultura nacional), además de dos millones de colombianos que viven por debajo del nivel de pobreza. Esa es la verdadera cara de este país. La de esa niña. Y pronto hay que hacerse con la dureza del corazón del colombiano y repasar por la mente todo el argumento para terminar el alimento:
My Self o Your self
(V.O):
Se puede continuar con el festejo de sabores, de todas maneras ya no sabe igual. Claro que si usted es alemán, y lo asalta el cargo de conciencia que a algunos arios les brota en estos lares por la opulencia de la tierra bávara que les vio nacer, es posible que con tan solo un billete de 10.000 sea suficiente(en Colombia hay billetes con cuatro ceros). La china, feliz, le entregará las alverjas y una sonrisa que usted podrá capturar con su Nikon digital. Claro que si usted es francés seguramente se invente una fundación con el nombre de su abuela paterna para enviar recursos que le permitan a la niña ir al colegio, y luego a la universidad para que estudie más duro y sea una joven ilustrada, sin empleo, y oportunidades en la gran Bogotá,y todo, para que después, finalmente, regrese al pueblo, pegue el cartón (el diploma de graduación, aquí en Colombia es de mucho cache (cache es distición) ser profesional),retome el canasto de la infancia y salga a vender alverjas.
Si usted va en domingo podrá hacer la digestión de la masa del tamal, la masa de la almojábana, la masa del pan, y la grasa del cerdo y el pollo, mientras escucha a la banda municipal tocar un repertorio de música criolla y selectos pasajes de piezas clásicas de Bethoveen y Ravel. ¿ Qué más se le puede pedir a la vida cuando usted no es el último paquete de alverjas en el fondo del canasto? Como diría Roberto Benigni La Vita è bella. Por lo menos para él.
Después del si bemol que cerró la última tonada. Me meto en el auto con toda mi mala leche. Estiro mis piernas, me acomodo los huevos, y espero que el coche se ponga en marcha.
viernes, 9 de marzo de 2007
Potpurri Boyáco
Héctor Lamondat (arriba en la foto) fomentó el reencuentro con sus hermanos. Después de 20 años de disputas y orgullo, finalmente, el clan Lamondat da por terminada la disputa añeja que desde la infancia zanjó el amor desmedido de tres hermanos por "Clarita" la vaca de sus lactosas infancias. Atrás quedaron las amargas ofensas, y el amor filial arde con furor para felicidad de toda la estirpe Lamondat. Nuestro cronista se adentró en su Choncotá (Cundinamarca) natal para limar las asperezas del ayer antes de buscar terreno en su destino de viaje. La tierra boyacense.
-Es cuestión de días para estar de vuelta.
Así pues, damos respuesta al Tsunami de correos de papel y electrónicos que llegaron a nuestra redacción indagando por la suerte de Lamondat.
martes, 23 de enero de 2007
El curso que repetí II
A los salesianos les gusta peregrinar con constancia al burdel. A los maristas el amor incondicional por la botella. Con las damas, la incomunicación. Mala cara para los señoritos de la virtud sin un peso en la billetera. Pero no importaba. Porque entonces el reino de los cielos era para los pobres. No había más para acumular que la ilusa esperanza. Pues solo un puñado acierta en la ruleta que hace realidad los sueños fofos. Había un cristo que besar antes de ir a la cama. Les diste el veneno de la última tentación y un muro de Pink Floyd. Para que lamentaran el resto de sus días la juventud de tobogán que se fue por el desagüe. Hubo agobio. Visitaron la alegría rota. Fueron la canción iracunda de la bala perdida condenada al exilio. Los premiaron con 1000 noches sin fortuna en la esquina del púgil caído. Ahora son devotos de la otra María. La Magdalena de Atunes. Cuarentona siempre risueña de pechos de caucho. Dueña de la caricia del pezón marchito pero aún caliente.
Ellos. Porque aprendí, con los años, el secreto dormido de las lecciones de boxeo. La sangre en la piel. Hasta el último asalto. Sin dar la otra mejilla. Con los ojos cerrados. Anhelando unos ojos verdes. Puño a Puño. Letra a letra. Asfalto tras asfalto.
Marsalino, ya no confío.
H.Lamondat/07.
lunes, 15 de enero de 2007
El curso que repetí
-Así, así sale la puntica de mi perro.
Y abría esos depravados ojos verdes.
- Se pone rojo. Tieso...
Héctor Lamondat se pierde, circunspecto, dentro del blanco de la pantalla. Afuera, en la calle, hay gritos de niños que juegan. Parece no importarles dos cosas a las 11 de la noche: la primera,que aún llueve y la segunda, que el frío no deja de apretar.
OFF:
Lamondat(reflexivo)
Yo creo que desde Alexa me matan los ojos verdes, por mágicos, sucios y depravados.
martes, 9 de enero de 2007
El bosque del mago
Durante mis 11 años de estudio en el Colegio Salesiano de León XIII me esforcé en aparecer en la primera lista de Don Bosco, creo que todos allí nos esforzábamos por aparecer en esa lista, incluso los indisciplinados, y los curas del colegio nos alentaban a lograrlo.
En el León XIII todo era estudiar y orar, no había tiempo para holgazanear; las mujeres estaban prohibidas, los maricones no. Y así pasaron largos años donde pude ser testigo de los estragos que hace la soledad, el aislamiento y el fanatismo religioso en las mentes de los jóvenes.
Llegó el momento de la graduación y ahora pienso que en ese día don Bosco se sintió muy orgulloso desde el cielo (1) porque hizo de nosotros, exceptuando contadas excepciones(2), lo que se había propuesto siglos atrás: Buenos cristianos y honestos ciudadanos.
El problema fue, como lo describiera muy bien mi amigo H alguna vez, que fuimos formados para ser buenos cristianos y honestos ciudadanos para salir y vivir en un mundo cruel.
Creo que me extendería mucho explicando que le puede hacer un país corrupto, violento y desalmado como Colombia a un buen cristiano y honesto ciudadano, lo resumiré diciendo que un día aparecí en un burdel de mala muerte llamado Atunes. Y esa primera visita se convirtió en una segunda, una tercera, una cuarta, en infinitas. Lo que he visto en ese lugar valdría para mil crónicas, pero en función de ésta debo decir que un día vi en Atunes a un exalumno del León XIII: Riaño. Y que otro día vi a Pulgarin. Otro día vi a Moreno, otro día vi a Palacios, otro día vi a Laverde. Riaño me contó que había visto allí a Rodríguez, Pulgarin se hizo el loco y no me saludo, Moreno me dijo que había visto allí a Mora y Parra, Palacios me dijo que había visto allí a Vargas, Laverde me dijo que había visto allí a Jiménez. Los curas decían que el León XIII era nuestra segunda casa, bien, el burdel se convirtió en nuestro segundo León XIII. Incluso existía una puta, la salesiana, de quien se decía había atendido a tantos salesianos que si uno le mostraba el carnet del León XIII, le hacia rebaja.
Entre historias de poses, mamadas, tetas grandes, que enfurecerían a Don Bosco porque el odiaba a las mujeres(3), se fueron mezclando historias de fracaso, soledad, miedo, frustración y derrota. Creo que Don Bosco mentía al decir que tenía una lista iluminada, perfumada, de fino papel y bella letra. Creo que la única lista que tenía era de papel maloliente y roído y mala letra. Estoy seguro que a esa lista entramos de manera automática, todos aquellos niños matriculados en un colegio salesiano.
Notas reveladoras:
1. Digo cielo porque Don Bosco dejó esta dimensión terrenal en el año de 1888, pasando a ser en el paraíso uno de los preferidos de Dios, ya que en el año de 1934 fue canonizado.
2. Digo contadas excepciones porque Lazo se entrego a las drogas fuertes como la heroína, Ramírez se volvió travestí y Botia fue capturado un par de años atrás por pertenecer a una célula urbana de la guerrilla.
3. Para Don Bosco todas las mujeres eran putas, menos, claro esta, su propia madre, mamá Margarita. Que en estos momentos esta siendo objeto de una campaña de los Salesianos, para que alcance la santidad ante el vaticano."
lunes, 8 de enero de 2007
Ciudad de Dios
A cada uno, pues, lo que se merece. Introducimos de una buena vez, con debut profesional, a nuestro colaborador en la lid del periodismo pirado, el estimado Camilo Guerra. Joven pendenciero de la pluma altanera en los foros de los periódicos como el Tiempo de Colombia, el País de España, el NY Times de EEUU, y una que otra página de dudosa calaña. A este curtido pirado periodista de opinión le recibimos con apreció brindándole un espacio sin fin en la también suya Luna en quiebra. Sea dicho de paso, el único medio en la web que en exclusiva lo tiene como columnista de planta.
Sin más preámbulos servimos en bandeja estos dos platos cristianos católicos y apostólicos para el deleite o la repugna de nuestros lectores. Eso si cuando a los autores les venga en su sagrada gana publicar lo que vayan produciendo, y cuando el ganarse el pan así se los permita.